jueves, 17 de febrero de 2011

Dos cuadrados y un circulo

Aprovechar el tiempo es la base de la infelicidad. Te creas expectativas que jamás se van a cumplir. Lo importante no es el destino, aunque no se engañen, el camino tampoco lo es. Lo importante es qué pasa después de llegar ahí. Dando por echo que el ser humano puede hacer cualquier cosa, que todos podemos llegar al lugar donde nos proponemos y eso es aquello verdaderamente horrible, después de llegar ahí, nos sentimos vacíos. Quizá tardemos en darnos cuenta pero tarde o temprano llegará. Y no es que sea un experto del tema ya que a mi edad no he tenido tiempo para cumplir lo que aspiro conseguir, que muy claro tampoco lo tengo.

Utopizemos una situación en la que una persona, hombre, mujer o sucedáneos quisiese llegar a formar una familia, casarse, tener hijos y un empleo estable. Que actualmente, me atrevería a inventarme la estadística de que nueve de cada diez personas, quieren para si mismos: alguien que te aguante, hijos y un empleo.

Aquellas personas que quieran eso y prefieren seguir engañadose toda la vida les pido que pasen al siguiente post. Aunque a ciencia cierta puedo asegurar que todos elegiremos la pastilla roja pese a que prefiriésemos tener el valor de escoger la pastilla azul. Véase matrix.

Todos tenemos objetivos, los que luchan en nombre del amor, encontrar su media naranja y formar una familia feliz. ¿Y luego qué? ¿Ver como tu vida se consume a modo que pasan los años? Cuestión de hipocresía, una vez conseguimos lo que nos proponemos le dejamos de dar valor, es por eso que si en un día te dicen que has sacado un 4.75 en Química y un 10 en Física te acabas frustrando. Es por eso por lo que nos proponemos nuevas metas en la vida, nuevos objetivos; y no nos engañemos otra vez, lo hacemos porque lo que en realidad nos gusta es el dolor. Ese masoquismo extremo de equivocarnos en la vida y autocompadecernos. De decir qué mala suerte que tenemos, de lamentarnos por no leer bien el problema del examen de matemáticas o por no aceptar que no sabemos qué debemos responder en la ultima pregunta del examen de catalán.

¿Y qué? Ahora puedo decir que la vida es mala conmigo, que yo no me merezco esto. ¿Y si consiguiese lo que me propongo, absolutamente todo? Creo que sería más infeliz que ahora. No podría tener esas maravillosas noches de insomnio en las que me siento absolutamente vivo y radiante de dolor. Noches en las que me parece que los problemas se me van a comer. Esto es la causa de los divorcios en masa, de la gran necesidad de psicólogos. Expectativas, que palabra tan horrible. La causa de los divorcios no es que la gente sea infeliz por haber llegado a algo parecido a sus expectativas: una pareja, hijos y un empleo; sino porque al ver de cerca aquella expectativa no le parece tan agradable a la vista. Se siente vacía porque no sabe que hacer. Le resulta imposible ver pasar las horas con un gañán que te obliga a hacerlo todo a ti o ama de casa histérica gritándote a la oreja que no ayudas en nada.

2 comentarios: