domingo, 20 de marzo de 2011

Crisis de los cincuenta.

Un día te levantas y te das cuenta que Roxanne hace tiempo que te dejo de hablar, de querer, de pensar en ti. Nunca fuiste su primer plato y ves, por fin, que solamente te usó. Se lo diste todo, acabaste pidiendo por las esquinas para poder pasar otra noche con ella. Maldices tu sino. Maldices todo cuanto puedes maldecir y no te sientes mejor por ello. Ves que la luna se ha vuelto de color sepia con el paso de los años. Esa luna con la que Roxanne y tu regocijabais bajo su atenta mirada. En aquella época era blanca, iluminaba más que el Sol, más que ese pálido Sol que ahora ilumina los ventanales dejándote ver cuánto polvo hay en tu vida. Y es en eso el lo que nos convertiremos todos, en polvo. En polvo que otros odiarán con el paso de los años, nos damos cuenta de que ese polvo son esperanzas y sueños sin cumplir, que todos nos morimos sin hacer todo cuanto queríamos hacer por culpa de Roxanne.

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