jueves, 31 de marzo de 2011

No me pidas que sea Shakespeare. (Dedicado)

Hace un momento, mientras leía http://memoriasdesteulalio.blogspot.com/ su ultima entrada, no me pidas que sea Shakespeare me ha emocionado y voy a transformarla a mi manera. Dedicado con cariño de una mente vacía a una mente lejana.


Porque yo no puedo crear amor.
Porque juntar la vida de dos personas no corresponde a los hombres.
No sé qué pasa con el amor, unos días sí, otros no.
Cómo mezclar agua y aceite, cómo mezclar en un mismo terreno yermidad y frutos.
Cómo tocar fuego con la convicción de no quemarse.

Y es que yo no soy Shakespeare, no puedo enamorarte,
no puedo poner un Romeo en mi, una Julieta en ti
y hacer surgir la chispa cómo por arte de magia. 
No puedo cambiar la dirección de las miradas de tus ojos.
Pero a pesar de todo sigo siendo humano y nos conozco.
Por poder, puedo conseguir, en vez de amor, crear el momento.
Por poder, puedo ayudar a las personas que me importan y hacerlas felices.
Por poder, puedo crear amistad.



miércoles, 30 de marzo de 2011

Olivos en el horizonte.

Joder! ¿porqué? Antes las palabras salían de mi mente sin necesidad de buscarlas, ideas atropelladas. Ahora juegan al escondite.. ¿Me estaré secando?

domingo, 27 de marzo de 2011

Un espectador vacío de pensamientos.

Desde mi ventana veo el agua caer, huelo el agua susurrar, oigo el agua sentir. Siente que es libre, que por siempre podrá seguir cayendo, que nunca estará encerrada. Que no debe estudiar, que no debe pensar, que no debe vivir. Simplemente se deja llevar a través de la física y la química, se deja llevar a través de los tiempos. ¿Somos un 60% de agua?

viernes, 25 de marzo de 2011

Se podría llamar estupidez.

Tumbado en mi cama
imagino una vida mejor,
vacía de sensaciones,
en la que no me pudieses herir.
La odio,
el dolor es placer,
me ha hecho aprender,
cuanto eres para mi.


Y aún así, lamento ser simplemente un espectador,
un espectador vacío de sensaciones.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Visión periférica.

Siempre he intentado hacer cuadrados perfectos, magníficos. Hacer cuadrados en todo lo que hacía, que la vida fuese un cuadrado, cuatro costados iguales, a poder ser horizontales y verticales cruzándose en un angulo perfecto de noventa grados.

Siempre me han acabado saliendo rectángulos,

IRREGULARES!

He entendido que nunca haremos un cuadrado de nada, nunca podremos soñar con la perfección porque existir supongo que existe, pero esta radica en la imperfección de no saber que es la perfección y no poder ni imaginarla; por ello, tenemos un pie más grande que otro, personalmente el derecho. Nos predomina un hemisferio cerebral sobre el otro, generalmente ya que yo no consigo identificar cual es el mío. Los test que he hecho han sido inconcluyentes, contradiciéndose los unos con los otros. Con el ojo izquierdo, de vez en cuando, veo los colores más oscuros que con el ojo derecho. Y por encima de todo, prefiero los círculos a los cuadrados!

martes, 22 de marzo de 2011

Otras conversas más recientes.

Me gustaría que la realidad fuese una pesadilla para poder continuar soñando contigo toda la noche.

domingo, 20 de marzo de 2011

Recordando conversas antiguas.

Cada noche que hablo contigo es como si fuese un nuevo yo en busca de un diferente mañana.

Crisis de los cincuenta.

Un día te levantas y te das cuenta que Roxanne hace tiempo que te dejo de hablar, de querer, de pensar en ti. Nunca fuiste su primer plato y ves, por fin, que solamente te usó. Se lo diste todo, acabaste pidiendo por las esquinas para poder pasar otra noche con ella. Maldices tu sino. Maldices todo cuanto puedes maldecir y no te sientes mejor por ello. Ves que la luna se ha vuelto de color sepia con el paso de los años. Esa luna con la que Roxanne y tu regocijabais bajo su atenta mirada. En aquella época era blanca, iluminaba más que el Sol, más que ese pálido Sol que ahora ilumina los ventanales dejándote ver cuánto polvo hay en tu vida. Y es en eso el lo que nos convertiremos todos, en polvo. En polvo que otros odiarán con el paso de los años, nos damos cuenta de que ese polvo son esperanzas y sueños sin cumplir, que todos nos morimos sin hacer todo cuanto queríamos hacer por culpa de Roxanne.

Told you once I won't tell you again it's a bad way

jueves, 17 de marzo de 2011

Pinceladas de las dos de la madrugada escritas a las nueve y media.

Algo completamente nuevo,
algo nunca visto,
un elefante rosa.

Algo completamente rosa,
con toques amarillentos.
un rinoceronte.

Algo con un cuerno,
o dos.
Una persona.

Un grupo de animales,
chimpancés.
Una cola de supermercado.

Algo que asfixie, estrese, ahogue, desespere, exaspere, nuble, apague, hunda, deprima.
Una sonrisa.

Un globo de color
amarillo,
rojo,
rosa,
azul,
negro.
Explota.
Llega a la estratosfera.
Un niño desde un ave gris lo coge.

Un mensaje subliminal que deberías haber entendido,
una roca en la mente,
telepatía.
El príncipe siempre da más que la princesa.
La princesa esta ausente, se ha enamorado de la rana.

miércoles, 16 de marzo de 2011

En un universo gobernado por rinocerontes.

Nunca he entendido porque la gente agradece a sus padres sus vidas. Yo a mis padres los quiero mucho pero, yo no les debo la vida, ellos eligieron, o eso es lo que me han contado, tener un hijo. En todo caso tendría que agradecérselo al azar, a aquellos dados imaginarios que me hicieron nacer a mi entre millones de posibilidades posibles, al fin y al cabo sigo la ley de Murphy.

Como la teoría del gato de Schrödinger, el cual sería un punto de bifurcación entre dos universos paralelos. Todas las posibilidades de hijos existirían en algún mundo paralelo al nuestro. Por lo tanto, nuestra conciencia seguiría existiendo aunque fuese en un mundo gobernado por chimpancés, o en un mundo gobernado por personas (este es el momento en el que el lector entiende que nuestro mundo es el que esta gobernado por chimpancés, un toque humorístico a la lectura). 

Por ello, estamos condenados a vivir.

sábado, 12 de marzo de 2011

En memoria del 11-M

Ayer, once de marzo se vivió una gran catástrofe en el mundo. Estoy enfermo, y no lo digo metafóricamente, estoy enfermo, supongo que será la gripe. Tengo todos los síntomas, veo elefantes rosas en el techo de mi habitación, voces que me incitan a quemar bosques, cuchillos que vuelan por casa y me acechan en las esquinas. En fin, nada inusual. Me gustaría comentar el maravilloso hecho de que los viajes en coche cuando uno está enfermo se hacen absolutamente entretenidos. Todos, absolutamente todos los colores se hacen muy intensos, te atraviesan la cabeza y te dan un martillazo en la retina. Los faros de los coches en dirección contraria te atropellan, no puedes esconderte ni detrás de tus párpados, te encuentran y se regocijan en tu sufrimiento. Al fin llegas a casa, y te confías, crees que el descanso te espera en la cama y sueñas con diez horas de descanso. Se desvanece tan rápido como llegó, la televisión, la radio, los pasos, tu madre preguntándote como te encuentras, odias todo cuanto existe sobre la faz de la tierra.

Ya lo superaré, simplemente necesito recuperar mi visión periférica, que el asesino escondido dentro del armario se vaya y conseguir sacar de mi cabeza la imagen del elefante rosa, elefante rosa, una imagen imposible de olvidar.

martes, 8 de marzo de 2011

Semana santa y una noche con estrellas.

Tan solo se oye el viento golpeando las persianas de una cárcel que dulcemente se va muriendo. El asfixiante frío  de la habitación me hace sudar. Ese sudor frío que te recorre el cuello, que te hace encoger de hombros y que, durante unos breves instantes te hace estremecer. Respiro. Me recordaba a aquellas tardes que solíamos pasar abrazados mientras me hablabas sobre la película que te daba miedo de pequeña. Tumbados en mi cama, la cual me introducía al mundo del sueño, ya sobrepasado por la realidad, oliendo a ti. El viento volvió a rugir con el sonido incontestable de una película de Disney. Si hubieses estado aquí te hubiese abrazado con fuerza. La luz de una vela aparecía de vez en cuando por debajo de la puerta. Si hubieses estado aquí no te escribiría, simplemente hablaría para este mundo de ensueño, pasando la noche en vela, desnudos ingenuamente tapados por una manta. Estarías poniendo esa cara de niña bueno que nunca ha roto un plato y necesita un abrazo. Que necesita un beso, que la quieran. Estarías con esos labios carnosos, dulces, tranquilamente reposando sobre la cama. Quizá debería dejar de conducir tan temerariamente infringiendo todas las normas estas normas morales. Te pintaría, aunque mi talento no sería capaz de adecuarse a la realidad. El lienzo no sería más que un intento expresionista del impresionismo. Cómo ser capaz de usar los pinceles con tanta destreza que reflejasen tu magnífica cintura, tus ganas de vivir. El viento, incesante y exasperarte, no me deja concentrarme en mi sueño de soñar un sueño más perfecto que la realidad.

lunes, 7 de marzo de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Grito silencioso

I no et se dir que no em fa mal.. JODER! si que me'n fa!

Un asfalto de color amarillo.

No he tenido nunca miedo a nada en concreto, las arañas no me daban miedo, la oscuridad tampoco. Siempre que me han preguntado nunca he sabido responder. Todo el mundo le tiene miedo a algo. Esa frase para mi no tenia significado alguno. Hace unos días que tengo miedo, y no se si me da más miedo tener miedo o el porqué de ese miedo.

jueves, 3 de marzo de 2011

En ningún lugar muy especial entre cuatro paredes.

Para aquella persona que me entiende, para aquella persona con la que he compartido momentos inolvidables, para aquella persona que me ha visto llorar, para aquella persona que me hace sonreír cuando hablo con ella, para aquella persona con la que desearía pasar más tiempo juntos, para aquella persona que entiende ciertos conceptos y les podría poner hora, fecha y fila, para aquella persona con la que las palabras cada día adquieren significados más connotativos. Porque aquella persona, solo es una sola persona.

No hay título para los sentimientos.

Las nubes se movieron, otra vez. Unas lágrimas contenidas volvieron a sus ojos mientras veía la lluvia caer. La primera cayo de la mejilla izquierda. Se sentía pequeño. Como si hubiese estado a oscuras. Como si jamás hubiese visto la luz del sol y este le hubiese quemado las retinas. No tenía unos ojos bonitos. Tenía la nariz un poco demasiado grande. Le faltaban dos dientes de nacimiento. Y seguía llorando. Sin sollozar. Las lágrimas simplemente se amontonaban es sus pupilas, y caían. Estaba sentado encima del escritorio. Observaba la calle a través de una ventana que hacía tiempo que debería haber lavado. Las gotas de lluvia ensuciaban los coches, que llevaban polvo encima del capó. Hacía mucho tiempo que no llovía. Y siempre que lo hacía era de noche, no tenía tiempo para disfrutarlo. Quería gritar. Quería enfadarse. Pero no sabía muy bien porqué, ni con quién. Simplemente estaba decepcionado. No era una decepción con motivo alguno. Tampoco llevaba días de tristeza. Algo tenía claro, no era un bajón adolescente. Aquella sensación era nueva, y además estaba seguro que no podía hablarlo con su madre, ni con su padre, ellos jamás lo habrían sentido, se les veía en la cara que aún eran felices. Sabía a ciencia cierta que aquello cambiaría su vida, toda su vida presente y futura. Vería diferente el pasado. Sus ojos eran de un marrón oscuro. Como los de la mayoría de la gente. No vestía a la moda, tampoco llamaba la atención. Llevaba un peinado normal. Su nombre no parecía destinado a nada importante, ninguna historia de amor tendría como protagonista a un Christian. No podía dejar de llorar. Siempre había tenido esa virtud, no lloraba pero cuando empezaba no podía parar. Se sentía vacío, dolido con aquellos con los que alguna vez consideró, y seguiría considerando sus amigos aunque a partir de entonces las medias sonrisas y las sonrisas forzadas serían su máscara. Su manera de reprimir aquel sentimiento que le obligaba a esconderse bajo la manta. Aquel sentimiento que le obligaba a huir de todo aquello. Aquel sentimiento que le pedía cambios que a su edad no podía satisfacer.

¿Y el mañana? El mañana siguió igual. Aunque por fin lo vio, vio que todo aquello que le había hecho feliz, o que al menos él lo creía, se había esfumado y no volvería. De sus ojos no volvió a caer una lagrima más. Todo aquello que le pasaría ya se lo había imaginado aquella noche, esa noche en la que acepto el sentido de la vida, el sentido de su vida, aquel sentido cuyo único objetivo es no conocer su propio sentido para seguir siendo feliz.