jueves, 28 de abril de 2011

Derivando sin resultado.

Y un espejo roto en la pared, descomponiendo mi rostro en mil pedazos mientras juega a desairarme de mi rostro, ya marcado por la demacración, ya olvidado por el olvido, ya exhausto de la vitalidad que antes desprendía por cada uno de sus poros. Mi puño, ensangrentado por un liquido, más parecido al mercurio por su consistencia y color plomizo, que al néctar de la vida que solía recorrer mis venas, alguna vez debió pasar, sí. Antes siempre encontraba un motivo para levantarme de la cama y arrastrarme hasta la cocina; ahora, incluso el néctar huele a farsa. No todo el monte es orégano, ni miel, ahora todo el monte es una mezcla gelatinosa entre agujas perdidas en el pajar y aguijones de cuerpos yertos.

2 comentarios:

  1. Espera a que tengas que integrarte partiendo de vagas ilusiones, desgracias ajenas y sueños rotos. El mundo de las desgracias no termina aquí...

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  2. el mundo de las desgracias empieza ahi..

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